domingo, 6 de marzo de 2011

Preguntas

Las preguntas de la vida siempre son las mismas, ¿por qué existimos?, ¿para qué vivimos?, y ¿qué hay después de la Muerte? Nadie tiene las respuestas…Uno nace, vive y disfruta, pero muere, alguna vez tenía que ocurrir, aunque no lo queramos, aunque cueste desprenderse de la vida, debemos hacerlo…

-Yo soy Eric Thompsom, un ejecutivo de alto prestigio que trabajaba en una de las oficinas Work-try S.A., exactamente en el edificio tres, donde se gestionan los datos y los pagos de los empleados que son cerca de cuatro mil.

Pero hubo una época en la que los trabajadores de Work-try bajaron de categoría, éramos una empresa muy valorada por los vecinos de Fargo, Dakota del Norte, donde yo vivía.
Mi jefe, el Sr. Willson M., era un sesentón de carácter amable, pero de aspecto rudo. Siempre había sido amable con los empleados.

El dieciséis de enero del año dos mil cuatro, salí de la oficina despidiéndome de mis compañeros hasta el lunes. Llegué a mi apartamento, preparé la cena y me acomodé en el sofá dispuesto a pasar allí la noche hasta que tuviese sueño. Dieron las noticias, un programa del corazón y después una película que no llegué a ver, ya que me dormí.

-Noté el sol en mi cara y abrí los ojos, dormido en el sofá, los platos sucios encima de la mesa y la televisión en funcionamiento.
De pronto sonó el teléfono, era Erika una compañera de negocios, que me había invitado el sábado a comer a un restaurante llamado “Ron’s House”, donde sirven tapas y un plato completo.  Erika quería ir a las dos del mediodía conmigo y algunos compañeros de trabajo.

Salí de casa a la una y media, con el coche fui hacia el restaurante, aparqué en la acera de enfrente, ya que no había sitio. El semáforo se puso en verde y cuando me dispuse a cruzar, un camión se llevó mi cuerpo por delante.

Escuchaba gritar mi nombre, pero no podía abrir los ojos. Cuando al final conseguí abrirlos, me explicaron lo que había ocurrido  y que había estado dos semanas en coma. Erika estaba sentada junto a mí, con gesto apenado, pero contenta en el fondo por mi recuperación.

Me dolía muchísimo la cabeza y no sentía las piernas. Pasé dos meses, estable en el hospital, pero una noche empecé a ponerme muy grave y me tuvieron que operar de urgencia. La operación era de cuello, en el accidente casi me desnuqué.

A las pocas horas de operarme sentí un fuerte golpe en la nuca, se repitió y llamé a Erika desesperadamente. Le comuniqué mi dolor y salió corriendo de la habitación.

Cuando estuve solo, cerré los ojos y me puse a pensar…
Las preguntas de la vida siempre son las mismas, ¿por qué existimos?, ¿para qué vivimos?... En esos momentos no podía plantearme otra cosa, ¿qué había detrás de la Muerte?, ¿es cierto que no se le puede escapar?...Segundos después lo averigüé.

viernes, 4 de marzo de 2011

Los deseos se cumplen

Aquella mañana estaba especialmente guapa, su cabello dorado brillaba bajo los rayos del sol. Sus ojos centelleaban con una luz especial y su perfecto cuerpo parecía ligero, no le costaba ningún esfuerzo mantenerse en la postura en la que se encontraba. Me encantaría acercarme hasta ella y poder decirle todo lo que pienso. ¿Cómo será el tacto de su piel? ¿Y el de su pelo?...

Hoy está perfecto, como siempre, atractivo. Su cabello tiene un color distinto, el sol le da en la cara y hace relucir sus ojos grandes y redondos. Todos los días le veo sentado en su pedestal, pensativo. ¿Qué pensará? Si viera una estrella y pudiera pedirle un deseo, le pediría poder caminar. Andaría hacia él y le contaría todo lo que pienso.

Desde aquí parece que me mira, tiene la cara enfrente de la mía, sus ojos parecen estar clavados en la tierra que nos separa. Es un largo camino de baldosas y tierra roja. Nos observan muchos ojos, a ella, a mí o incluso a la tierra.

Es una lástima que no podamos estar juntos, le quiero como nunca he querido a otro. Nunca habría pensado que se podía amar de esa forma.

Querría estar a su lado, al lado de mi amor, darle un beso a los labios mientras acaricio su cabello tan largo como un río.

Más tarde, por la noche, una mujer vieja, de pelo blanco y corto, paseaba por el parque en el que se encontraban los enamorados. Los observó, primero le miró a él, seguidamente miró a la chica. Esa mujer se dio cuenta del amor existente entre los jóvenes.
Los enamorados vieron aparecer la primera estrella y sus ojos se movieron hasta llegar a estar clavados en la estrella. La mujer, al contemplar los ojos en movimiento de los jóvenes, alzó las manos y gritó unas palabras en un idioma desconocido.

Mi amor comienza a mover los dedos, y su cabello vuela con el viento. Todavía no han pasado ni diez segundos, y ella ya tiene un pie en la baldosa de debajo de su pedestal, entonces la imito.

La mujer ha desaparecido, están ellos dos solos, pueden mover las extremidades, pueden caminar juntos.

Trato de presentarme, pero ella está distraída jugueteando con su pelo suave. Fija sus ojos en mí y sus mejillas se tornan de un color rosado.
-Mi nombre es Mars, encantado de…-comencé-.
 Ella posó su dedo índice en mis labios.
-Tú eres la mejor escultura de piedra que se haya hecho nunca-dijo-.

Le cogí la mano, sí, era suave. Fuimos paseando durante toda la noche.
Por la mañana, volvieron a ser de piedra, pero con un cambio. No estaban en su pedestal, estaban cogidos de la mano delante de una gran fuente, mirándose fijamente a los ojos.